Cuando un niño dice «de mayor quiero ser» está mostrando sus ilusiones y nos da mucha información sobre sus inquietudes y adultos a los que admira. Si quiere ser inventor, ingeniera o cualquier profesión técnica la robótica educativa le va a ayudar a definir mejor sus intereses y conocer de primera mano la computación, la mecánica y la automática mezclada, si les damos la ocasión, con otras disciplinas científicas.
Desde hace años la Fundación Adecco realiza una encuesta anual en la que se pregunta a los niños qué quieren ser de mayor. Es curioso analizar como varían los intereses de los niños según su generación y llama la atención que actualmente más niños quieran ser desarrolladores de videojuegos o informáticos, y evidentemente youtubers. Esta evolución de intereses se ve más en los niños que en la niñas, que siguen eligiendo en general profesiones para ayudar a los demás.
Las profesiones técnicas siguen estando en las listas aunque en porcentaje menor que muchas otras. Y es un número mínimo de niños y niñas, casi despreciable, el que responde «yo quiero ser inventor», sin embargo yo lo he oído de boca de varios niños.
La curiosidad y sobretodo la imaginación en los niños les permite pensar en máquinas complejas con magníficas funciones o vehículos del futuro donde poco hay que preocuparse por las fuentes de energía. Quizá los grandes inventores tuvieron y siguen teniendo la visión infantil, y eso les permite pensar que no todo es imposible hasta que finalmente dan con la solución.
Algo así se puede conseguir con la robótica educativa. Cuando los adolescentes se plantean crear una aplicación para el teléfono, o crean un juego en scratch o consiguen que su robot haga lo que parecía tan complicado en el fondo están descubriendo que si son capaces de conseguir cosas que sólo estaban en su imaginación. Por un lado se mantiene su visión infantil del «todo es posible» y por otro lado aumenta su autoestima, tan necesaria hoy en día.
Voy a aprovechar para recordar a un niño que aunque no estemos seguros de que dijo «yo de mayor quiero ser inventor» continuo siendo niño mucho más tiempo, y por eso consiguió cosas «imposibles» para su época. Si podéis presentar a este gran, y a veces olvidado inventor a vuestros hijos y alumnos, estoy seguro de que despertará su curiosidad y se asombrarán con la mayoría de sus inventos.
Leonardo Torres Quevedo (1852-1936) puede que haya sido el inventor más importante que hemos tenido. Ingeniero de caminos, aunque su interés por la electricidad cambió el rumbo de su carrera profesional. Su invento más reconocido a nivel mundial y el único registrado en España fue su Telekino, valorado por la asociación IEEE como un hito en la historia de la ingeniería.
El Telekino era una especie de sistema de control remoto mediante ondas, sin cables, que permitía por ejemplo dirigir un bote a gran distancia como demostró en sociedad en el Abra de Bilbao en 1906. En la escuela de Caminos de la Universidad Politécnica de Madrid se conserva un prototipo del Telekino. Es el primer mando a distancia sin cables de la historia.
Torres Quevedo tenía mucha curiosidad por los transbordadores y teleféricos lo que le hizo construir en 1887 su primer transbordador salvando un desnivel de 40 metros a lo largo de 200 metros de longitud empleando como tracción animal una pareja de vacas, y que sirvió de base para solicitar su primera patente. En 1907 instala el primer transbordador apto para el transporte de personas en el Monte Ulía de San Sebastián. Prácticamente el mismo modelo se instaló en Chamonix o Río de Janeiro. Pero su más famoso y espectacular funicular es el Spanish Aerocar, construído entre 1914 y 1916 siguiendo el diseño de Torres Quevedo. Instalado en las cataratas del Niágara salva una distancia de 580 metros y continúa en funcionamiento.
Patentó diversas máquinas de calcular y autómatas, siendo de los más curiosos el Ajedrecista, construido en 1912 y capaz de jugar un final con rey y torre contra rey de un oponente humano. El Ajedrecista automático siempre conseguía mate sin ninguna intervención humana, era puramente automático y está considerado el primer juego por ordenador de la historia. Te invito a comprobar su funcionamiento en el vídeo incrustado al pie de página.
Consiguió imaginar lo imposible y luego lo llevó a cabo, porque seguía siendo un niño, y para un niño todo lo imaginable es posible. Fue un pionero de la automática y la robótica actuales, y aunque no aparezca en ninguna biografía es muy probable que de pequeño dijera «de mayor quiero ser inventor«.
Dani S.
Fuentes consultadas:
- torresquevedo.org
- IEEE
- Ajedrez de ataque
- Edsen Breyer’s Postcard Museum
- Encuesta Fundación Adecco «Qué quieres ser de mayor» 2005
- Encuesta Fundación Adecco «Qué quieres ser de mayor» 2016